noviembre 15, 2011

Ya nadie volvió a llorar

Amelia recibía una carta mía cada día. Las mías no eran tan lindas como las de ella. Yo no sabía dibujar, ni hacer las letras gorditas. Pero ella sí, además era hija de un artista, por eso siempre llegaban sobres de colores, dibujos con marcadores o simplemente una tirita en espiral que hacía las veces de cartas. Durante diez años he guardado las que más me gustaban sólo para recordarla.

Pero es gracias a ella que alguna vez pensé que podía escribir. Mi papá dice que yo debería poner un negocio de cartas por encargo: cartas de amor, cartas de amistad, cartas de trabajo; pero yo creo que no puedo escribir tanto para personas que no conozco y que, en esta época, mi negocio no funcionaría porque ya nadie se escribe cartas de amor.

O tal vez llevo varios años equivocada. Desde que Amelia me dijo que yo siempre que le escribía la hacía llorar (no sé si de la felicidad o de la tristeza) me puse como meta hacer llorar a la gente con lo que escribiera y el problema es que ya nadie volvió a llorar, ni siquiera ella porque hace más de 7 años que no le escribo.

Al contrario, siempre que escribo algo que creo que es sincero la que termina llorando soy yo. Creo que es una maldición todo esto porque ya llevo varios años escribiendo y nadie llora. De pronto el problema está en que busco que lloren y no simplemente dejo que lloren. No sé, tal vez me bastaría volver a escribirle a Amelia y esperar a ver si llora y así la maldición se acabaría. Pero no creo que lo haga, la última carta que le escribí y que me escribió estaba llena de rabia y no de lágrimas.

O tal vez sea tan sencillo como dejar de escribir ¿alguien lloraría si eso pasara? Ya he comprobado que no, que al final la única que llora soy yo.

1 comentario:

JJ Nieto dijo...

No sé por qué te propusiste hacer llorar cuando lo que sueles provocar en mí es una sonrisa. Una sonrisa de complicidad cargada, eso sí, de nostalgia y adornada con un poco de esperanza porque tal vez un día podamos volver a vernos. Y entonces reíremos o lloraremos, pero al menos lo haremos juntos.