noviembre 20, 2013

Reflejo

I

El reflejo de la virtualidad es una ensoñación que oculta lo real.
Creemos ver gente involucrada,
Creemos que estamos cambiando el mundo,
Creemos que lo que vemos está pasando por medio de una pantalla,

Y afuera el mundo sigue igual, cruel y real.

II

Me miro a un espejo,
Me gusta lo que veo en él,
Me acerco al espejo y está frío.
Me toco la piel y mi reflejo hace lo mismo.
Me acerco al espejo, toco mi piel y está fría.
Sonrío, ella la del frente no siente la saliva en la lengua.

octubre 12, 2013

*S*

S de sapo
S de sabor
S de serpiente
S de ser
S de siempre
S de silencio
S de sola
S de sonrisas
S de sueños
S de suerte

S de Sara

agosto 29, 2013

Diario de un viaje corto

*8*

En una cantina de El Retiro, un pueblo de Antioquia, hay escrita una frase en la puerta del cuarto que sirve como baño. En letra pegada dice "il faut voyager loin en aiment sa maison" La frase, haré una traducción amañada, dice que es necesario viajar lejos amando su propia casa. Cualquiera se preguntará quién escribió esa frase, en esa puerta, en esa cantina atendida por un hombre muy campesino.  Hoy vuelvo a Medellín despues de haber visto la cordillera desde arriba, blanca y extensa, vacía, lejos de nosotros. Esa cordillera nevada que brilla por su pureza, por su virginidad. La cordillera como sinónimo de libertad y de soledad. Ese puente entre Santiago y Buenos Aires.

Vuelo con una imagen que no se borra. El mar hermoso y peligroso. Conocer el Pacífico, con sus leones marinos, con la fuerza del agua estallándose en mis pies. Y es que el mar se mete muy profundo, clava dentro de la arena las olas y me sacude por dentro. Soy un poco ola, un poco arena, un poco estruendo y espuma. Cierro los ojos y veo al sol reflejado en las ondas del mar. La luz entre directo al mar y se mueve con él creando formas que se repiten.

Regreso al cielo, a las nubes que se enredan, que se explayan. Pienso en el mar, en la dualidad del cielo y el mar. En esas dos expresiones del infinito, de la grandeza. Me recojo porque sé que el viaje duró lo suficiente. Miro mi equipaje de mano: diez libros, tres cámaras, maquillaje, post-it. Saco el pasaporte y sonrío.

agosto 21, 2013

Diario de un viaje corto

*7*

Último día en Santiago. Se acabó el viaje corto.  Voy a ver la exposición del World Press Photo 2013. Ellos no lo nombran así pero el título debería ser las distintas formas de la muerte. Pienso en algo que dice Cortázar hablando de Oliveira en uno de los libros que me compré en Argentina " ... Se pregunta muchas veces cómo es posible que el hombre como género, como especie, como conjuntó de civilizaciones, haya llegado a los tiempos actuales siguiendo un camino que no le garantiza en absoluto el alcance definitivo de la paz, la justicia y la felicidad, por un camino lleno de azares, injusticias y catástrofes en el que el hombre es el lobo del hombre, en que unos hombres atacan y destrozan a otros, en que justicia e injusticia se manejan muchas veces como cartas de póquer".

Recuerdo entonces todas las fotos sobre Siria, allá donde en este momento mercenarios que no creen, que no tienen idea, que reciben un sueldo por matar están estallando casas, vidas y cuerpecitos de niños que no tuvieron nada que ver. Las caras de las madres, de los hombres en la foto que ganó el premio lo dicen todo ¿qué nos pasa? ¿Será que nos hace falta mirar por la ventana del bus como dice Peña? ¿Será que tenemos que ir al mar más seguido?

Una mujer lee encima de unas bolsas de basura, sonríe mientras lee. Esa es la foto, pero por detrás hay más. Un basurero que debía estar cerrado desde el 2001 sigue siendo la principal fuente de "riqueza" (2 euros por día) de casi 30.000 personas en algún país de África, ese lugar que sólo existe en los mapas.

Un niño mira de reojo a la cámara. Una doble exposición que sólo recupera sus ojos y en cierta medida su cara. Sus padres decidieron tirarse por una ventana con él. Ambos murieron, el niño sobrevivió. Hay una ausencia muy fuerte en la foto y sin embargo, dicen que el niño está bien.

La selección femenina de baloncesto de Somalia tiene prohibido entrenar, interesarse por un deporte. Las mujeres se tapan, esconden el balón dentro de una mochila. Entrenan en una cancha abaleada, protegidas por soldados dispuestos a matar con tal de que las chicas puedan ensayar los tiros de 3. Luego salen de la cancha, con la cara tapada, el cuerpo mezclado con las telas y sin gotas de sudor.

Me dan ganas de llorar al ver los tugurios de algunas putas, la mayoría africanas, que se "ganan la vida", vivimos de eufemismos, siendo putas en medio de campos de trigo, en alguna ladera que tenga árboles y las proteja de las miradas ajenas. Están tiradas en colchones podridos, rodeadas de basura, flores y campos de trigo. Lo absurdo es que la miseria tenga belleza en su interior. Lo absurdo es pensar que hay hombres que disfrutan de ese "paisaje".

Salgo destruida, con ganas de vomitar. Quiero tomar fotos pero ya no sé a qué. Recuerdo las palabras de mi sobrino que empieza a preguntarse por el mundo en el que vive ¿para qué eso?  dice. En Santiago se queda Diego. También se queda un señor que no tiene hijos, ni familiares y que va todos los días al mismo restaurante y un niño perdido en el metro.

agosto 16, 2013

Diario de un viaje corto

*6*

Las ciudades se parecen a sus nombres. Encuentro esa línea en el libro de Ricardo Silva que le regalé a Diego y que no ha leído todavía. Llegué de Buenos Aires pensando en el aire frío y rápido de una ciudad grande y majestuosa. Mirar para arriba, como en París. Sentir que la vida de muchos de mis amigos está entre las argentinas flacas y desarregladas y el desarraigo, el autoexilio. 

En Argetina, en Buenos Aires, hablamos de Medellín. De la estrecha vida, de los prejuicios y de la imposición de la individualidad. En Buenos Aires me encontré con los amigos de siempre y con otros que empiezan a estar presentes. La ciudad no me sorprendió, lo siento. Es una ciudad para mirar hacia arriba, para caminarla, repasarla y vivirla. No se puede disfrutar a Buenos Aires como un turista, de hecho, no se conoce a una ciudad como un turista. Me sorprendió la gente.  Ese malestar político que los desborda, la amabilidad de todos, los desconocidos y los conocidos como Pablo que me llevó muchos libros y que me contó historias mientras caminábamos por calles interminables. 

Los taxistas hablan de fútbol y no superan el 5-0 con Colombia. No somos los únicos, para que dejemos de creer que somos unos idiotas por no superar aún ese marcador. Se los debemos, eso dicen. "La gente no tiene nada que ver" dice Barquitos, Peña, a quien vuelvo a ver después de muchos años. Tiene razón, Estados Unidos, Colombia, Francia, Inglaterra y Argentina son una mierda, pero la gente no tienen nada que ver. La gente es otra cosa. 

Pocos días para Argentina, suficientes para llenarme otra vez. Estoy en la entrada al cementerio de Recoleta y tengo ansiedad por ver a Higuera. Llega de gafas oscuras, flaco y sin barba. Nada que ver con su foto in to the wild que todas amaron y que a mí me preocupó. Estaba lindo como siempre, nos abrazamos. Caminar y perdernos, tomar y comer. Hablar del futuro, de lo que queremos. Llegar a su casa, a su cuarto. Saber que está bien, que está feliz. Dejarlo, saber que pasarán los días antes de que pueda volver a abrazarlo. Chau Higuera. Buenos Aires se queda con él pero los dos sabemos que nuestra amistad no se basa en vernos, ni siquiera en hablarnos, los dos sabemos que en lo íntimo y en lo esencial nos encontramos, aunque no lo digamos porque hay cosas que es mejor dejarlas adentro de nosotros, reservarlas, protegerlas. Chau Higuera.

El autoexilio. Las librerías. Cortázar. Conocer los lugares que menciona Fito, Calamaro y Borges y Cortázar. Llenarme.  Saber que es posible una vida comunitaria que gira en torno a cocinar, a hablar,a tirarse en una terraza en invierno con los amigos. Ver pasar los gatos, los perros. Buenos Aires es tan Europa pero es también tan Latinoamérica. 

Vos sabés que cuando me muerdo el labio así es porque estoy triste. Casi siempre llorás a continuación. Lloro y no entiendo por qué. En Buenos Aires cumplí un sueño: fui a la casa de Orsai. No está lista, no tiene nada que uno pueda decir, vayan no se lo pierdan. Y sin embargo, vayan no se lo pierdan. Nadie sabe, nadie entiende mis obsesiones. Orsai es una obsesión. Claro por Orsai volví a hablar con C, por Orsai volví a escribir, por Orsai decidí qué voy a hacer más adelante, por Orsai conocí a Pablo. Al final lo que importa es la gente. Fui a una casa semi destruida que poco a poco se arma y que se prepara para recibir a los autores, a los ilustradores, a los distribuidores, a los suscriptores y a los lectores que como yo llegan a su casa perdida, a su casa soñada. 

La casa que quiero empezar a construir yo, para recibirlos, para cocinarles, para tirarnos a hablar de política, de literatura, del amor, esos temas que tenemos que complejizar para poder entenderlos, para que al escucharnos se vuelvan tangibles y comprensibles. 

Es hora de regresar. Y empezar a habitar mi casa. 



agosto 07, 2013

Diario de un viaje corto

*5*

La globalización y la tecnología han sido temas de los que he reprochado, de los que me he aprovechado y que en cierta medida han facilitado mi vida. En estos días he sido consciente de que es gracias a esos dos fenómenos que hoy estoy aquí. Desde que salí la última vez de Europa supe que allá quedaban mis amigos: Belma y Karla en Canarias, Madrid o Indiana, Mari en Alicante, Berlín o Nueva York, Juan José en Salamanca, Azahara en Madrid, Germán en algún lugar del Norte de España, Clem, Matthieu y Fleur en París, Burdeos o Inglaterra, Mafe y Barti en Tradate o en Barcelona, Little Di y Ajá novio en Valencia, Roma o Cartagena. Sé que donde estén me van a recibir si un día decido irme. Saben que donde esté siempre mi cama estará disponible para ellos. 

¿No es eso la globalización? Hoy estoy donde Diego que vive en Chile. El fin de semana voy a estar donde Higuera que vive en Argentina. Aquí vi a Robin que vino desde Holanda a Colombia y luego terminó en Chile con su novio. Pensar la vida como un nudo de conexiones, de ciudades a las que puedo llegar. En mis notas de viaje la primera hoja tiene escrita una frase que resume lo que quiero decir "Nada te importa la ciudad si nadie espera". Hay muchas ciudades que me importan, porque siempre voy hacia ellas en busca de alguien que quiero, que recuerdo y que deseo volver a abrazar. 

Diario de un viaje corto

                      *4*
Viajar es en cierto sentido una manera de vivir la vida de los otros. El viajero encuentra en la cotidianidad lo extraordinario, en las rutinas acciones que no comprende o que por fin entiende. Espiar los balcones, recorrer los barrios que nadie recorre, mirar con extrañeza las fachadas de los edificios, las caras, las montañas nevadas. 

Me detengo en las bicicletas que pasan: delgadas, elegantes, de colores, rápidas. Recuerdo a "pasaron junto a mí las bicicletas, los únicos insectos de aquel minuto seco del verano, sigilosas,  veloces, transparentes: me parecieron sólo movimientos del aire". Una voz me interrumpe. Es Robin, tranquila y rubia. Me cuenta sobre su vida en Chile. Le hace falta su bicicleta, le hace falta salir a todas partes en ella. Le hace falta Utrecht. A mí también. Robin habla chileno. Dice "polola", una luca, se ríe. Sabe que está hablando y que no le entiendo. Trata de recuperar el acento que alcanzó a tener cuando estuvo en Colombia. Me río con ella, es dulce, es linda. Me gustaría volver a verla. 

Camino sin pensar, dejo que los cerros me lleven a la casa de Neruda. De nuevo estoy escarbando en la vida de los otros. Esta vez voy más lejos. Entro a la casa, paseo por los jardines, trato de prestarle atención al guía. Sólo pienso en los intrusos de la casa de Neruda. El baño nadie lo usa, las camas están bien tendidas. Estoy en la casa de uno de los pocos poetas que me gustan y no logro sentirlo. Dos fragmentos que no conocían me llaman la atención: "ninguna más, amor, dormirá con mis sueños" "cuánto te habrá dolido acostumbrarte a mí". Me derrumbo. Salgo de la casa lo más rápido que puedo. Tomo una foto y me dan ganas de llorar. 

Mi cámara dejó de funcionar. El rollo está malo y decido obligar a los ojos a recordar. Me acuerdo de Juan "no tomar fotos de animales, niños y ancianos". Vuelvo al Café Literario y me siento a escribir. Es tarde y hay que hacer la comida. El mercado es un desastre, no hay nada de lo que quiero hacer. No encuentro la crema de leche, juego a que estoy persiguiendo a un hombre que se ríe cada vez que me ve. Me aburro con el juego. Hay que cocinar. 

Después llegué a la casa, empecé a cocinar. Siempre he pensado que cocinar para otro es el acto más bonito, de amor, de agradecimiento, de amistad. Vino, pastas, música. Sueño con el Club Orsai.  Están Chiri, Casciari y Josefina. Busco a Ricardo Silva para que me firme su libro nuevo. Casciari habla de cosas que no entiendo, me siento incómoda y me voy. Argentina el viernes, Mairal el viernes, Higuera el viernes, Orsai el viernes, Cortázar y Pizarnik el viernes. Argentina por fin el viernes. 



agosto 06, 2013

Diario de un viaje corto

                                                 *3*
Salí a buscar el sol como un gato. Allí dónde había sol estaban mis pies. Estoy en un parque y Leonardo dice que no hay cura para el amor. Miro despacio, trato de enfocar en lo más profundo del parque. Un niño quiere aprender a montar en un skate. Es tierno, lo intenta, se cae, corre hacia donde su hermano. Lo intenta se cae. El olor de Santiago me enloquece ¿por qué huele a Madrid? Son esos árboles que nunca he podido saber cómo se llaman. También hay árboles con flores amarillas que huelen a miel. Es un placer pasar por su lado. Tengo miedo, guardo todo, no tomo fotos, maldita inseguridad. 

El sol fue disminuyendo y ahora mi guía fue el olor a almuerzo.  Terminé en un café, en medio de la nada, comiendo algo que no tenía buena cara. Estaba delicioso. Escribí, escribí si parar. Pasa que hay calles desiertas, silenciosas y de repente voltiás y te encontrar con muchas caras, con perros cojos, con carros que pasan rápido y motos que aturden. 

La mayor parte del tiempo la paso en silencio. Leo y escribo. Por la mañana y por la noche hablo con Diego. El resto del día me lo paso entre el silencio y un gracias, cuánto es.  Entonces oigo las voces, me detengo en conversaciones, observo y anoto. Drexler habla por mí "brisa del mar, llévame hasta mi casa. Un sueño y un pasaporte, como las aves buscamos el norte, cuando el invierno se acerca y el frío comienza a apretar. Y este es un invierno largo, van varios lustros de tragos amargos y nos hicimos mayores..."

Las personas de Chile

A ellos no les importa nada. Es invierno y están tirados en una manga del Parque Bustamante. Llevan más de dos horas abrazados, mirándose de frente mientras por su lado pasan señores, perros, bicicletas y carros. Ella le acaricia el cuello enredando los dedos en el pelo. Él le pone la mano en la cintura y le habla con ternura. Son dos tiras negras que de vez en cuando se enredan, dan pequeñas vueltas y vuelven a la posición inicial. A ellos no les importa nada. Es invierno y están muertos de la risa.

A mi lado un hombre alto, delgado, con el pelo liso y canoso, le escribe por un chat erótico a una mujer blanca, rubia. Me pregunta si soy de Brasil. Le respondo que no, que soy colombiana. Me habla en portugués rápido y dice que algo en mí le recuerda a las mujeres de Brasil. La mujer del chat le escribe. Me mira y me pregunta si soy de Cali o de Medellín. Le digo que de Medellín y me pongo roja como siempre. La mejillas me arden, saco mi libro de Crímenes como una alerta. Él vuelve al computador y sigue buscando mujeres distintas a él.

agosto 04, 2013

Diario de un viaje corto

*2*
Mi puesto en el avión decía: Do not occupy. Buena señal. Luego a esperar hasta que "el avión se llene y verifiquemos si quedan asientos libres".  Me da risa, así viajan los cronopios recordé. Más tarde iban a ubicarme en la fila de atrás, 25A ventanilla, pero dos señoras mayores habían ocupado los espacios libres. Venían de Cuba y tenían muchos años encima. Me dio pesar, pensé que tal vez sería su último viaje, así que me quedé en el pasillo. Durante el vuelo Graciela, la que estaba a mi lado, me prestó su almohada, me puso la cobija y me contó de su viaje. 

Aterricé, no vi nada, no sentí nada. Mala suerte. Hacía mucho frío. Aduanas, inmigración y así no más salí. Diego me recibió, tomamos fotos, nos reímos. Hay que depurar todo lo que he visto, lo que he pensado. Santiago huele a Madrid, son los árboles. Las casas tienen pisos hermosos, de colores, de formas distintas, como las casas viejas de Santa Rosa de Osos. Hay muchos perros, muchos niños y muchas bicicletas lindas. Los árboles se están quedando sin hojas pero a veces, caminando por algún barrio, aparecen flores de colores vivos con todas las hojas en su puesto. 

Los chilenos hablan como si tuvieran pereza. Las mujeres hablan despacio y el acento las hace ver más tiernas. Los hombres hablan rápido y enredado. Hay gatos, casas grandes, puertas chiquitas y gente que sonríe. Hay extranjeros, tiendas de diseño, librerías pequeñas y casas que tienen hacia adentro varios locales. Diego dice que los chilenos creen que viven en un país desarrollado y que por eso le exigen a la ciudad que se comporte como tal. También dice que a los chilenos no les gusta nada. 

El cerro San Cristóbal es el norte, varios de los barrios tradicionales están al sur, la cordillera está al oriente y el sol se va por el occidente dejando el cielo morado. Chile son colores y olor a Madrid. 

Diario de un viaje corto


* 1 *
Quiero escribir un diario de viaje ¡qué original! Pienso en muchas ideas, en lo que voy a describir, en mi afán por leer todo lo que veo. Los aviones me excitan, me vuelven una máquina, me sacan fuera de contexto porque estoy en el aire, ese lugar extraño de la tierra que no está intervenido por los hombres, que no tiene avisos, por el que no pasa nadie. Aquí arriba me siento como en el mar, viendo nubes que se repiten hasta el cansancio, tratando de grabar las imágenes de la tierra y los colores del cielo mientras anochece. 

Me imagino a Lima, a Santiago y sólo pienso en palabras, en hacer una lista de palabras que las describa. Oigo a Drexler, como sin ganas las pastas que me ofrecen en el avión, no pruebo la Inca y me tomo una Coca-cola. Prometo hacerlo de vuelta. He escrito mucho hoy, estoy ansiosa, supongo. Antes de irme dije: tengo una felicidad triste. 

julio 26, 2013

Conjuro

Una cosa es mi cabeza y otra mis dedos. Me siento a escribir y a veces mis dedos no responden, pero la mayoría de las veces no lo hacen porque no quieren obedecer sino porque quieren hacer lo que les da la gana. Por ejemplo hoy: estoy sentada escribiendo y no quieren parar. Escriben sin importar las consecuencias, sin tener en cuenta que me tiembla el labio, que tengo que cruzar las piernas para contenerme las ganas. Escriben y no paran porque necesitan fluir, porque necesitan seguir generando esa sensaciones de que todo es posible si uno escribe. Ayer Pablo me dijo que él escribía para que las cosas pasaran o para evitar que pasaran, una especie de conjuro para la buena y la mala suerte.Estoy de acuerdo con Pablo, hacer que los sueños se hagan realidad mediante la escritura.

Por eso escribo hoy porque quiero que se haga realidad todo lo que estoy escribiendo, porque quiero seguir sintiendo lo que siento en las piernas y en el pecho. Hoy escribo mientras lo veo escribir a él. Hoy sonrío mientras él sonríe y sólo los dos sabemos por qué sonreímos. Que se cumpla, que se cumpla.

marzo 10, 2013

Sueños reveladores

I.

Una noche que sólo pasó una vez,
Se repite y se transforma cada noche,
Dejando siempre la misma sensación:
El recuerdo de un amor inalcanzable.

II.

Forzar quizás demasiado los lazos,
pensando que en eso consiste el amor,
la amistad, la complicidad.
Es bueno aprender a medir el calor
de un abrazo.
Es bueno recordar a Pedro Guerra.

III.

Retos que se imponen como máximas,
que hay que seguir hasta el hastío.

marzo 08, 2013

Señales que sólo a mí me importan

"Mirá, de una manera u otra decidíte a venir, porque de o contrario iré yo y será trágico. Fijémonos un año de plazo, a partir de este mismo instante (las 4 de la tarde en París, mediodía en B.A.)"
Cortázar, 4 de octubre de 1966

*Son las 11:44 en Colombia

octubre 19, 2012

La rosa es sin por qué

¿Por qué dejé de escribir?
¿Por qué dejé las fotos?
¿Por qué dejé mis sueños para las noches?

*

Si yo nunca voy a tener hijos.
Las palabras podrían ser las hijas de mis manos
Las fotos podrían ser las hijas de mis ojos
Los sueños podrían ser los hijos de mi mente

*

¿Por qué dejé de escribir?
¿Por qué dejé las fotos?
¿Por qué dejé mis sueños para las noches?