julio 26, 2013

Conjuro

Una cosa es mi cabeza y otra mis dedos. Me siento a escribir y a veces mis dedos no responden, pero la mayoría de las veces no lo hacen porque no quieren obedecer sino porque quieren hacer lo que les da la gana. Por ejemplo hoy: estoy sentada escribiendo y no quieren parar. Escriben sin importar las consecuencias, sin tener en cuenta que me tiembla el labio, que tengo que cruzar las piernas para contenerme las ganas. Escriben y no paran porque necesitan fluir, porque necesitan seguir generando esa sensaciones de que todo es posible si uno escribe. Ayer Pablo me dijo que él escribía para que las cosas pasaran o para evitar que pasaran, una especie de conjuro para la buena y la mala suerte.Estoy de acuerdo con Pablo, hacer que los sueños se hagan realidad mediante la escritura.

Por eso escribo hoy porque quiero que se haga realidad todo lo que estoy escribiendo, porque quiero seguir sintiendo lo que siento en las piernas y en el pecho. Hoy escribo mientras lo veo escribir a él. Hoy sonrío mientras él sonríe y sólo los dos sabemos por qué sonreímos. Que se cumpla, que se cumpla.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ah que vacano, tiene energía. Algo fuerte debió mover tus dedos.

Manuel Ricardo Castellanos dijo...

La palabra es como un flotador en un mar de ideas y deseos.

Viernez dijo...

Qué buen texto. me encanta.