DESTINOS

Con ganas de vivirlo todo, al mismo tiempo. Conocer las calles por donde han caminado los grandes, ver un partido de fútbol o de voley con el corazón en la mano y cada tanto enamorarme de alguno que diga: Mirá vos…. Sacar un ratico para leer, de tienda en tienda, de librería en librería, de café en café. ¿Hacia dónde voy? Contener en mis labios la letra de alguna canción que cantan miles, al mismo tiempo que la canta él, en el concierto más grande de la historia. Me esperan noches de desvelo, de angustia porque no estoy acá, porque me van hacer mucha falta mis gatos y sobretodo Nacho queriendo entrar en mi vientre para que le de calor. Mi Nachito…chiquito mío. Además, estás tú y bueno, no lo puedo negar, me gustaría un abrazo, y salir a bailar, conocer todos los lugares que tienes reservados para los dos. Más allá de la frontera y mucho más acá de la vida.

El punto intermedio entre la dicha y la monotonía. Tengo que sumarle muchos grados de pasión, de sonrisas y de miedos, más que a los otros dos. Estoy cerca y a la vez muy lejos de la piel. Estoy en la cima del mundo, al menos de mi mundo, y también estoy abrazada a un futuro prometedor. De ahí despliego mis otros sueños y cruzo el mar, y ya está. ¡Bon jour! Que me puede pasar de todo por venir de acá y estar allá, no me importa. Tengo brazos a los que puedo recurrir. Es otra vez el frío, las montañas – en las afueras -, la espuma, el amor, la tristeza y el espectáculo del mundo posible. Sé que tendré más certezas y más posibilidades de ser alguien y de pronto, ser más feliz. No niego que te voy a besar, que te voy abrazar, que te voy a llorar y que te voy a pelear ¿muy enamorada?

No sé si creo en el destino, pero a veces creo que es culpa de él todo. El hecho de estar acá sentada, con el formulario en la mano y sin necesidad de un mapa porque ya lo conozco todo me hace pensar que toca vivir así. No hay forma de elegir. Hoy se cumple un sueño que tuve cuando era tres años más pequeña y quería entrar a la universidad. Pero seguirá siendo el mismo camino, la misma buseta, la misma gente – aunque seguro conoceré muchas caras nuevas – y serán los mismos miedos, los mismos anhelos frustrados de estar allá y no poder cogerte la mano. Tú no puedes estar en esto, no puedes. Y así pasarán los años y me levantaré temprano, y oiré música en el camino. Algunas veces voy a protestar, otras me quedaré callada bajo la sábana leyendo un libro. Todo está igual, con pocos matices que no logro distinguir aún.