febrero 27, 2009

Tan siquiera un instante pensaré en esos días...

El tiempo se ha detenido de todas las maneras posibles. Tres besos, tus manos, tus gritos y tus lágrimas, lo inexplicable me encierra y me aprisiona. No recuerdo la sensación que me despertó sabiendo que ya todo estaba perdido y que la sola apariencia de lo irremediable paracía fundirse en mis labios.

Ya no soy tan buena como antes y lo que aprendiste de mí es también todo lo que perdiste en esas noches incromprensibles, en la espera intranquila de una decisión que terminó por robarte cada cálculo y por ponerte desnudo encima de un cuerpo muerto y adolorido. Lamento las horas que perdiste mirando la montaña y deseando estar ahí hasta el infinito. Las estrellas están asustadas de tanta nostalgia y mi cuello repite en cada palpitar las palabras que nunca volverá a oír.

Es demasiado tarde para emprender nuevas miradas porque estás cansado de mirarme y no reconocerme. Lo que no sabes es que el fraude tiene un castigo atroz sobre la piel blanca y las mentiras y bajo ese miedo soy irremediablemente una víctima más. Perdóname por ser parte de un círculo simple y común y por no poder estar presente en esos momentos donde lo que más necesitas es una sonrisa y un leve pestañeo que te ayude a dormir en las noches y que te despierte después del campaneo.

4 comentarios:

Xaj dijo...

Siempre llega el momento, en que tenemos que secar los pañuelos y el costadito inferior de las remeras. Hay historias que nacieron para morir,hay que bancárselo, aunque duelan por demás.

Abraxo cronopia.

Unknown dijo...

Aunque duelan mucho...

Ipanema dijo...

Sari, siempre he dicho que cuando hay tanta tristeza aguda que parece que te empieza a comer los huesos, esta, es la mejor manera de aprovecharla. Un texto hermoso, y bueno, luego hasta se te dibujará una sonrisa porque se ha ido, finalmente lo hizo.

:)

desde el fin del mundo dijo...

Me has sorprendido.

BELLO.

Un abrazo.