enero 31, 2012

A falta de una cámara, las palabras

Las piernas de los niños cuelgan sobre el carro. Los dos miran pasar a los nuevos estudiantes de la universidad. La niña a la que le cuelgan torbellinos de pelo mira de reojo a su hermano y le sonríe. La puerta de atrás del carro está abierta. El padre se ha ido a entregar el pedido. Los niños lo esperan sentados sobre las páginas sueltas de unos periódicos olvidados en la maleta.

Se miran y se ríen. El niño, que es mucho más pequeño que su hermana, empieza a sentir que algo lo incomoda. Es el gato del carro que lo araña en la pierna. La llanta de repuesto le sirve para apoyar su antebrazo.

De repente paso yo. Pienso en mi cámara y en dos niños que están en el parqueadero de la universidad, mirándose y riéndose, sentados en la maleta del carro y con las piernitas colgando.

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